Apreciado Ministro de Educación, Cultura y Deporte, Don Íñigo Méndez de Vigo,
Me tomo la libertad de dirigirme a usted a raiz de una extraordinaria noticia que ha salido hoy a la luz al respecto de aquello que usted y el gobierno al que pertenece realizará con la gestión de nuestros impuestos.
Aquí traslado un enlace del diario Expansión que hace referencia a la citada noticia: la reducción del 21% del IVA al 10℅ aplicado a los espectáculos culturales que se realizen en directo. En este sentido, el grotesco arte del toreo resulta que cabe en esta definición y por lo tanto los aficionados a ver como se tortura un animal se van a beneficiar de esta rebaja.
No seré yo quien defienda el pacto de su partido con los siempre simpáticos amigos de C’s, pero según lo que podemos leer en la noticia, me gustaría que tuviera en cuenta un elemento que quizá le ha pasado por alto del acuerdo que firmaron de forma tan obligada. Fíjese bien:
“(…) y se establezca el tipo reducido para los espectáculos CULTURALES en directo”
Ojo, que la mayúscula y negrita son cosa mía. Estamos hablando de espectáculos CULTURALES. Señor Méndez de Vigo, ya bien entrado el siglo XXI… ¿debemos seguir considerando las corridas de toros como cultura?
Las tradiciones culturales, como todo en la vida, nacen, crecen, evolucionan. A mi entender eso significa que, a la vez que han evolucionado las sociedades en entes racionales y democráticos, nuestras tradiciones deberían sufrir un crecimiento similar, siguiendo una lógica de acompañamiento y apuntalamiento de esa evolución social.
Mantener traciones tales como arrancarle la cabeza a un pollo, lanzar un asno al mar (no me refiero a su presidente), meterle petardos en los cuernos a un toro, o torturar este último animal hasta la muerte, no son precisamente rasgos que permitan pensar que una sociedad, en este caso la española, haya evolucionado mucho. Fíjase usted que hasta uno de los fundadores, figura emblemática, de su partido, opinaba en la línea que le comento. En este artículo del Diario de León encontrará una muestra de lo que digo.
De hecho, vista la noticia que motivaba mi misiva, casi podríamos hablar de involución, puesto que además, ahora resulta que hay que proteger la tauromaquia. El Tribunal Constitucional (siempre este tribunal, justo en medio de las cosas, no se cómo lo hace), así lo dictaminó en su momento:
“(…) la propia Fiesta de los toros se convierte en un valor a tutelar, a fomentar y a proteger”
Déjame que me aleje de las corridas un instante para así aludir a este tipo de fallos del citado Tribunal (y los usos partidistas de un órgano, ya no politizado, sinó canibalizado por su partido, señor Méndez de Vigo). Cada vez que emite una u otra resolución, solo consigue consolidar dos verdades en mi ya vieja y deteriorada mente:
- El TC no imparte justicia y, por lo tanto, no es garante de la Constitución como elemento que dé amparo a todos los ciudadanos del Estado.
- Un deseo cada vez más profundo de alejarme de un Estado que, anclado en el pasado, se dedica a fomentar tal violento espectáculo.
Aunque volvamos al tema. Créame señor Méndez de Vigo, a mi entender la tauromaquia dista mucho de ser cultura. La evolución social de España debería ir acompañada de una evolución de sus tradiciones, siendo estas adaptadas al respeto hacia el entorno ambiental, tanto animal como vegetal. No critico solo la rebaja fiscal, que ayuda a la difusión de tan macabro espectáculo. También critico que, como máximo responsable del Ministerio en cuestión, no empiece a tomar medidas para transformar de una vez por todas esta tradición en algo aceptable para los valores del siglo XXI. Siendo además miembro de un Gobierno que tiene la desfachatez de mantener el 21% de gravamen fiscal, por ejemplo, a la electricidad. ¿Exactamente qué es un lujo y qué necesidad en su país? ¿Su gobierno se plantea estas cuestiones?
Piense en las futuras generaciones, señor Méndez de Vigo. Recordaré siempre la cara de mi hijo cuando se equivocó de canal y en lugar de Clan sintonizó Tendido Cero (desastres de dejarle el mando al peque). No són esos los valores que lucho por trasladar a mis hijos.
En todo caso, este tipo de noticias son las que a más de un español le llevan a querer ser noruego.
Y a un catalán a querer huir lejos, muy lejos.
Nos encanta España! 1 de cada 4 noruegos vienen al año,pero nos gusta ser noruegos.Te invitamos a #Noruega a descubrir por qué
— Embajada de Noruega (@NoruegaenEspana) March 7, 2017
Sin más, reciba un cordial saludo.
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